Con qué facilidad nos pueden hacer sonreír nuestros perros.
Por poner un ejemplo.. Recién habíamos llegado a casa de la caminata. Y al quitarme el cortavientos, recordé que no había cogido el correo del buzón.
Así pues, salgo por la puerta -viendo de reojo que Luc se había echado en su cama-.
Y al volver con el correo, Luc ya me venía a recibir como si hiciera tiempo que me esperaba.. 🙂
Este episodio me recordó a un diálogo que leí una vez; que decía así: -Ella: «¿Llego tarde?» y -Él: «Para mí, tú siempre llegarás tarde; porque siempre querré que llegues antes»….(…..)
Buenas noches… ^^